¿Sabías que la cicatrización de las heridas va mucho más allá de los cuidados tópicos? La clave de una recuperación rápida y eficaz está directamente relacionada con lo que te pones en el plato.
Ya te hemos dicho que no puedes esperar una buena cicatrización de las heridas cuando vives con una deficiencia nutricional, ya que el sistema inmunitario sufre las consecuencias y disminuye la calidad y la producción de tejido de reparación.
Una dieta equilibrada rica en nutrientes específicos puede acelerar el proceso de curación, fortalecer el organismo y prevenir complicaciones. ¿Quiere saber qué alimentos pueden marcar la diferencia en su recuperación o en la de sus seres queridos?
Siga leyendo y conozca los nutrientes esenciales que transformarán su forma de ver la nutrición y la salud de la piel.
Lesiones difíciles de curar
Las lesiones de difícil cicatrización son heridas que, debido a diversos factores, no siguen el proceso normal de reparación de los tejidos y permanecen abiertas durante largos periodos. Entre ellas se incluyen las lesiones por presión y las úlceras del pie diabético, cada una con características y retos específicos que requieren atención y cuidados especiales.
Lesión por presión
Las lesiones por presión, también conocidas como escaras o úlceras por presión, son un importante problema sanitario, sobre todo en pacientes encamados o con movilidad reducida.
Se producen debido a una presión prolongada sobre la piel, que compromete la circulación sanguínea y provoca daños en los tejidos.
Para comprender mejor su gravedad y los cuidados que requieren, estas lesiones se clasifican en diferentes etapas:
Lesión por presión Estadio 1: piel intacta con eritema (enrojecimiento) que no se vuelve blanco.
En el estadio 1, la piel sigue intacta, pero presenta un eritema que no desaparece al presionarla. Este es el primer signo de una lesión por presión e indica que hay una interrupción del flujo sanguíneo. La zona afectada puede estar dolorida, firme, más caliente o más fría que la piel circundante. Es esencial intervenir rápidamente en esta fase para evitar la progresión.
Imagine a una persona mayor postrada en cama que no puede moverse con facilidad. Si no se realizan cambios frecuentes de posición, la piel de las zonas de mayor presión, como los talones y las caderas, puede empezar a mostrar signos de eritema persistente.
Lesión por presión, estadio 2: pérdida de espesor parcial de la piel con exposición de la dermis.
En el estadio 2, se produce una pérdida parcial del grosor de la piel, que afecta a la epidermis y posiblemente a la dermis. La zona lesionada puede aparecer como una ampolla rota o una úlcera de color rojo rosado, sin tejido desvitalizado. Esta fase es más dolorosa y requiere cuidados especiales para evitar infecciones.
Un ejemplo sería un paciente con movilidad limitada que desarrolla una ampolla en el tobillo debido al roce constante con la cama. Cuando la ampolla se rompe, expone la dermis subyacente, lo que requiere vendajes adecuados para prevenir la infección.
Lesión por presión Etapa 3: pérdida de todo el espesor de la piel
En el estadio 3, la lesión implica una pérdida total del grosor de la piel, con exposición del tejido subcutáneo. El lecho de la herida puede mostrar tejido graso visible, pero no hay exposición de huesos, músculos o tendones. Puede haber tejido desvitalizado (esputo) o exudado (secreción).
Una persona con inmovilización completa puede desarrollar una úlcera, en la que la presión continua provoca una herida profunda que alcanza el tejido subcutáneo. Esta herida requiere desbridamiento y cuidados intensivos para favorecer la cicatrización.
Lesión por presión Etapa 4: pérdida de todo el espesor de la piel y pérdida de tejido
Se trata de la fase más grave, en la que se produce una pérdida total del grosor de la piel y los tejidos, con exposición de huesos, músculos o tendones. El riesgo de infección es extremadamente alto, y la cicatrización es compleja y prolongada. Requiere intervención médica avanzada, incluidos posibles injertos de piel.
Un paciente con una lesión por presión en el talón que no se haya tratado adecuadamente puede evolucionar al estadio 4, dejando al descubierto el hueso del talón. Esta situación suele requerir cirugía y atención especializada.
Lesión por presión inclasificable: pérdida de piel de espesor total y pérdida de tejido no visible.
Estas lesiones implican una pérdida total del grosor de la piel, pero la base de la herida está cubierta por escara (tejido muerto) o tejido desvitalizado, lo que impide evaluar completamente la profundidad. La extirpación del tejido desvitalizado es necesaria para determinar el alcance de la lesión.
Ejemplo: Un paciente presenta una herida cubierta de una costra oscura en la cadera. Sólo después de retirar este tejido muerto es posible evaluar la verdadera profundidad y extensión de la lesión.
Lesión por presión en los tejidos profundos: decoloración roja oscura, marrón o púrpura, persistente y que no blanquea.
Estas lesiones se caracterizan por una decoloración persistente de color rojo oscuro, marrón o púrpura, que indica un daño tisular profundo bajo la piel intacta. Pueden evolucionar rápidamente a un estadio más grave si no se tratan con prontitud.
Lesiones por presión relacionadas con productos sanitarios
Las lesiones por presión relacionadas con dispositivos médicos se producen cuando un dispositivo médico aplicado al paciente ejerce una presión continua sobre la piel o los tejidos subyacentes. Algunos ejemplos comunes son las mascarillas de oxígeno, las sondas de alimentación y los catéteres. Estas lesiones son especialmente difíciles porque los dispositivos suelen ser esenciales para el tratamiento del paciente, lo que dificulta su retirada o recolocación.
Si se produce una lesión, es fundamental reducir al mínimo el uso del dispositivo en la zona afectada si es posible y adoptar medidas de alivio de la presión, así como seguir las prácticas habituales de cuidado de heridas.
Lesiones por presión en las mucosas
Las lesiones por presión de las mucosas se producen en superficies internas del cuerpo revestidas de mucosa, como la boca, las fosas nasales y el esófago. Estas lesiones suelen estar asociadas al uso de dispositivos médicos como tubos endotraqueales, sondas nasogástricas y otros equipos que se introducen a través de las mucosas.
Implica un cuidado riguroso de la higiene bucal o de la zona afectada, alivio de la presión y, en algunos casos, sustitución del dispositivo o cambio de la técnica de inserción.
Pie diabético
El pie diabético es una complicación frecuente en pacientes con diabetes mellitus, caracterizada por la formación de úlceras en los pies debido a la neuropatía diabética (daño nervioso) y a la enfermedad vascular periférica (mala circulación).
Estas úlceras son especialmente preocupantes porque la neuropatía reduce la sensibilidad en los pies, lo que permite que las pequeñas heridas pasen desapercibidas y se conviertan en infecciones graves.
¿Cómo puede influir una nutrición adecuada en la cicatrización de las heridas?
Una nutrición adecuada desempeña un papel fundamental en la cicatrización de las heridas, ya que influye directamente en la capacidad del organismo para reparar el tejido dañado.
En otras palabras, no se puede esperar que las heridas cicatricen bien cuando se vive con una deficiencia nutricional, ya que el sistema inmunitario sufre las consecuencias y se reduce la calidad y la producción de tejido de reparación.
Una dieta equilibrada aporta al organismo los nutrientes esenciales necesarios para cada fase del proceso de curación, desde la inflamación inicial hasta la remodelación de los tejidos. Además, una dieta rica en nutrientes refuerza el sistema inmunitario, previniendo infecciones y favoreciendo una recuperación más rápida y eficaz.
Principales nutrientes que intervienen en el proceso de cicatrización
Además de los cuidados mecánicos y de higiene, la nutrición desempeña un papel vital en la prevención y el tratamiento de las lesiones. La ingesta adecuada de nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas A, C y E, y minerales como el zinc y el selenio, es crucial para la integridad de la piel y las mucosas, así como para una curación eficaz. Averigüemos más:
Proteínas
Las proteínas son los componentes básicos del organismo y desempeñan un papel vital en la cicatrización de las heridas. Son necesarias para la síntesis de colágeno y otros componentes del tejido conjuntivo. Alimentos como la carne magra, los huevos, las legumbres y los productos lácteos son excelentes fuentes de proteínas.
Arginina
La arginina es un aminoácido que estimula la producción de colágeno y mejora el flujo sanguíneo a las zonas lesionadas, acelerando el proceso de curación. Se encuentra en alimentos como la carne de pollo, el pescado, los frutos secos y las semillas.
Vitamina A
La vitamina A es crucial para la proliferación celular y la formación de tejido epitelial. También tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir el riesgo de infección. Entre los alimentos ricos en vitamina A están las zanahorias, la calabaza, las espinacas y el hígado.
Vitamina C
La vitamina C es esencial para la síntesis de colágeno y la función inmunitaria. También actúa como antioxidante, protegiendo las células de los daños causados por los radicales libres. Los cítricos, las fresas, los kiwis y los pimientos son grandes fuentes de vitamina C.
Vitamina E
La vitamina E es conocida por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que ayudan a proteger las células durante el proceso de cicatrización. Los frutos secos, las semillas, las espinacas y el brécol son buenas fuentes de esta vitamina.
Zinc
El zinc desempeña un papel crucial en la síntesis de proteínas y colágeno, además de reforzar el sistema inmunitario. Se encuentra en la carne, el marisco, los frutos secos y las legumbres.
Selenio
El selenio es un mineral con propiedades antioxidantes que ayuda a proteger las células del estrés oxidativo durante la cicatrización. Entre los alimentos ricos en selenio se encuentran las nueces de Brasil, el marisco y los huevos.
¿Hay alimentos que puedan perjudicar la cicatrización?
Sí, algunos alimentos pueden perjudicar el proceso de cicatrización de las heridas, especialmente cuando se consumen en exceso o en determinadas condiciones. Los alimentos ricos en grasas saturadas, como los fritos, los procesados y la comida rápida, pueden aumentar la inflamación del organismo. Esto no sólo ralentiza la cicatrización, sino que también aumenta el riesgo de complicaciones como las infecciones.
Además, el consumo excesivo de azúcar refinado y alimentos con un alto índice glucémico puede interferir en los niveles de glucosa en sangre, dificultando la cicatrización y favoreciendo la proliferación bacteriana en la zona afectada.
Otro punto importante son los alimentos ricos en sodio y conservantes, presentes en muchos alimentos industrializados. Un consumo excesivo de estos ingredientes puede provocar retención de líquidos y aumentar la hinchazón, lo que puede comprometer la circulación sanguínea en la zona de la herida y perjudicar la cicatrización.
Por lo tanto, es aconsejable evitar y/o reducir el consumo de estos alimentos durante el proceso de recuperación de la herida.
Además de los alimentos mencionados, el alcohol también puede afectar negativamente a la cicatrización. El consumo excesivo de alcohol puede comprometer el sistema inmunitario y aumentar el tiempo de recuperación, así como el riesgo de complicaciones postoperatorias.
En conclusión, la nutrición desempeña un papel fundamental en la cicatrización de heridas, influyendo directamente en la rapidez y eficacia del proceso de recuperación. Optar por una dieta rica en nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas y minerales es crucial para promover una respuesta inmunitaria adecuada y estimular la regeneración de los tejidos dañados.
Es igualmente importante evitar los alimentos que pueden perjudicar la cicatrización, como los ricos en grasas saturadas y azúcares refinados.
Dé prioridad a una alimentación sana para que la curación sea más rápida y eficaz.
Referencias
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