El papel de la nutrición en la cicatrización de heridas: experiencia clínica con CORRECTMax en la asistencia domiciliaria

En la asistencia domiciliaria, la nutrición desempeña un papel fundamental en la recuperación de los pacientes con heridas, influyendo directamente en el proceso de cicatrización. Para comprender mejor los retos y las estrategias nutricionales utilizadas en la práctica clínica, hablamos con la nutricionista Priscila Moraes, que comparte su experiencia en el seguimiento de estos pacientes y los resultados observados a lo largo del tratamiento.

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Eche un vistazo a la entrevista y aprenda más sobre la importancia de la nutrición en la cicatrización de heridas.

1. En la atención domiciliaria, ¿cómo trabaja el nutricionista con los pacientes con heridas? 2. ¿Con qué tipos de heridas se encuentra más a menudo?

En la atención domiciliaria, el nutricionista desempeña un papel esencial, pero a menudo sólo se le llama cuando la herida lleva tiempo sin evolucionar bien. Al principio, no me derivaban a todos los pacientes con heridas, pero eso cambió porque el equipo se dio cuenta de que la nutrición marca la diferencia en la curación. Hoy, siempre que hay un paciente con una herida, me llaman porque saben que un apoyo nutricional adecuado acelera mucho la recuperación.

Las heridas más frecuentes son las úlceras por presión, sobre todo en pacientes encamados, y las lesiones crónicas en diabéticos. También trato muchos casos de heridas posquirúrgicas, sobre todo cuando la cicatrización no progresa como debería. En todos estos casos, la nutrición desempeña un papel decisivo en el resultado del tratamiento.

2. ¿Cómo encaja la labor del nutricionista en la atención multidisciplinar de estos pacientes? 3. ¿Cómo contribuye la nutrición a la recuperación de las heridas?

La labor del nutricionista va de la mano de la del personal médico y de enfermería. Cuando un paciente tiene una herida, necesita cuidados completos, lo que implica tanto curas como una nutrición adecuada. Si faltan nutrientes esenciales, la cicatrización puede ralentizarse y, en algunos casos, la herida puede incluso hacerse crónica.

He visto pacientes a los que se les han hecho curas sin seguir todas las precauciones adecuadas, pero que sin embargo se han recuperado bien porque tenían el apoyo nutricional adecuado. Esto deja claro que la nutrición tiene un impacto real en la regeneración de los tejidos. Si el cuerpo no tiene los nutrientes adecuados, sencillamente no puede cerrar la herida como debería.

3. ¿Qué aspectos se tienen en cuenta en la evaluación nutricional de un paciente con heridas? 4. ¿Cómo se controla la evolución del tratamiento y se evalúa el impacto de la nutrición en la cicatrización?

En la evaluación nutricional, tengo en cuenta el historial dietético del paciente, su estado nutricional general y, sobre todo, los déficits que pueden interferir en la curación. Muchos pacientes incluso comen cantidades adecuadas, pero la calidad de los alimentos es insuficiente. Veo muchos casos en los que la ingesta de proteínas no es suficiente o la dieta es deficiente en micronutrientes esenciales como el selenio, el zinc y las vitaminas A, E y C. Esto tiene un impacto directo en el tiempo de recuperación. Esto repercute directamente en el tiempo de recuperación de las heridas.

Seguimos de cerca la evolución de la lesión a lo largo de las semanas. Cuando podemos asegurarnos de que el paciente recibe los nutrientes adecuados, el proceso de curación se acelera y la diferencia en la recuperación es evidente.

4. En su práctica clínica, ¿cuáles son los retos más comunes en el tratamiento nutricional de pacientes con heridas? ¿Existen factores que puedan dificultar o retrasar la cicatrización?

Uno de los principales retos es garantizar que el paciente reciba realmente todos los nutrientes necesarios para su curación. La escasa ingesta de alimentos puede ser un problema, sobre todo en pacientes debilitados o que han estado hospitalizados durante largos periodos. Sin embargo, incluso cuando conseguimos ajustar la ingesta de calorías y proteínas, esto no significa necesariamente que la comida sea de buena calidad nutricional.

Muchos pacientes consumen cantidades adecuadas de alimentos, pero su dieta se basa en alimentos pobres en micronutrientes esenciales para la regeneración de los tejidos. Este es un punto crítico porque, para que la cicatrización se produzca de forma eficiente, no basta con cumplir la recomendación proteica; el organismo necesita señales específicas que estimulen y mantengan este proceso. El zinc, el selenio y las vitaminas A, C y E son ejemplos de micronutrientes fundamentales, pero es difícil alcanzar niveles óptimos sólo con la alimentación convencional, sobre todo porque la demanda aumenta en esta fase.

Además, la adherencia al tratamiento nutricional puede ser un obstáculo. Algunos pacientes no siguen las pautas por resistencia o porque no comprenden la importancia de la nutrición en la curación. Además, las condiciones clínicas como la diabetes descompensada y los procesos inflamatorios persistentes pueden retrasar aún más la regeneración tisular, lo que hace que la intervención nutricional sea un factor aún más decisivo para un resultado positivo.

5. ¿Qué estrategias nutricionales considera esenciales para optimizar la cicatrización de las heridas? ¿Qué nutrientes desempeñan un papel clave en este proceso?

La estrategia principal consiste en mejorar la calidad de la dieta, garantizando un aporte adecuado de proteínas y micronutrientes fundamentales para la regeneración de los tejidos. Los péptidos de colágeno bioactivo son un recurso excelente porque se absorben bien y ayudan a la formación de nuevo tejido. La L-arginina también desempeña un papel esencial, ya que mejora la circulación y facilita la llegada de oxígeno y nutrientes a la herida.

Además, el zinc, el selenio y las vitaminas A, C y E son indispensables para el proceso de curación, ya que actúan regenerando las células y reforzando la respuesta inmunitaria. Como estos nutrientes no siempre están presentes en la dieta del paciente en cantidades suficientes, la administración de suplementos se convierte en una estrategia muy eficaz.

6. ¿En qué situaciones se hace indispensable la suplementación nutricional para el tratamiento de las heridas crónicas? ¿Cómo encaja en su gestión clínica?

La suplementación se vuelve esencial cuando el paciente tiene una herida grande y la alimentación por sí sola no puede satisfacer la mayor necesidad de nutrientes. Esto ocurre mucho con los pacientes que acaban de recibir el alta hospitalaria y siguen comiendo muy poco, o con los que han tenido una herida que no ha cicatrizado durante mucho tiempo.

En mi conducta, suelo introducir la suplementación siempre que veo que la dieta no es suficiente. En los casos más graves, la suplementación se introduce desde el principio para que la herida no tarde tanto en cerrarse. Además, siempre opto por fórmulas bien aceptadas, porque no tiene sentido recetar algo que el paciente no podrá tomar durante mucho tiempo.

7. ¿Cuáles son las dificultades más comunes a la hora de garantizar la adherencia de los pacientes a la suplementación? ¿Cómo intenta superar estas dificultades para garantizar un seguimiento más eficaz?

El primer reto es el sabor. Muchos suplementos tradicionales son difíciles de tomar y los pacientes acaban hartándose de ellos. He visto casos en los que, al cabo de unas semanas, simplemente ya no podían tomarlo. También está el problema de los olvidos, que ocurren a menudo, sobre todo en pacientes de edad avanzada.

Lo que realmente ayuda a la adherencia es que el suplemento tenga un sabor agradable y una presentación práctica. Los suplementos en sobres, por ejemplo, son más fáciles de consumir y permiten ajustar la dosis sin afectar a la dieta. He tenido pacientes que han tomado suplementos durante meses sin quejarse, y eso marca la diferencia en el éxito del tratamiento.

8. Según su experiencia, ¿cómo puede influir un apoyo nutricional adecuado en el tiempo de curación y en el riesgo de complicaciones? ¿Nota diferencias significativas entre los pacientes que reciben este apoyo y los que no?

Sí, la diferencia es enorme. He tenido pacientes con heridas muy grandes que, sin apoyo nutricional, tardaban unos seis meses en cicatrizar, y eso cuando no se cronificaban y cerraban. Con una suplementación adecuada, heridas del mismo tamaño eran capaces de cicatrizar.

cerrar en dos o tres meses. Esto supone una enorme ganancia, tanto para el paciente como para el equipo y la familia.

Además del tiempo de curación, la suplementación reduce el riesgo de complicaciones como infecciones y dolor persistente. Cuando el soporte nutricional está bien ajustado, el paciente se recupera más rápido, tiene menos limitaciones funcionales y vuelve a su rutina mucho antes de lo esperado.

9. Para otros profesionales que tratan con pacientes con heridas, ¿qué recomendaciones daría para mejorar la recuperación nutricional en estos casos?

Yo diría que no hay que subestimar el impacto de la nutrición en el cuidado de las heridas. A veces vemos que se presta mucha atención a los apósitos y a los enfoques médicos, pero sin un apoyo nutricional adecuado, la recuperación siempre será más lenta.

También hago hincapié en la importancia de elegir suplementos que permitan una buena adherencia, porque no tiene sentido prescribir algo que el paciente no va a ser capaz de mantener. Si la nutrición está bien gestionada e integrada en el tratamiento, los resultados aparecen, el tiempo de curación se reduce y el paciente tiene un pronóstico mucho mejor.

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